La turquesa es una de las piedras protectoras por excelencia, teniendo muchas propiedades sanadoras y protectoras.
Asimismo, favorece el descanso, la calma y la vitalidad, estimula el organismo, fomenta el equilibrio e impulsa la creatividad y el desarrollo personal.
Esta piedra, igualmente, tiene una poderosa energía para proteger de las energías negativas y para estimular la confianza, la comunicación, la seguridad en uno mismo y las energías positivas.
Esta estrechamente vinculada al chakra de la garganta, por lo que facilita la expresión de los sentimientos, las emociones y los deseos más profundos.
Psicológicamente, la turquesa es una piedra que te conecta con tu ser y con tu esencia y que fortalece.
La turquesa además, aporta calma, estabilidad y fomenta la expresión creativa del ‘yo’ a través del despertar de la intuición.
A nivel físico, la turquesa se puede utilizar ante estados de agotamiento y de depresión, ya que provoca una sensación de alegría en el interior.
Es también una piedra que ayuda a proteger de influencias negativas o de los efectos externos.
Finalmente, en términos espirituales, esta piedra de color intenso ayuda o promueve la conexión entre los diferentes planos y despierta la parte mística en nosotros.
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